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Review de Pioneer DJM-250MK2, un mixer pequeño sólo por fuera

La DJM-250MK2 llegó en marzo de este año de la mano de Pioneer DJ para sustituir a la mesa de mezclas de dos canales de inferior categoría de la marca, y hacerlo además con un objetivo claro: integrar también la mesa de gama más baja de la marca en el ecosistema Rekordbox. Para ello Pioneer DJ ha renovado totalmente el producto estéticamente y le ha añadido un interfaz de audio que lo dota de mucha flexibilidad –hasta el punto de que me ha parecido extraño que mantuvieran el nombre– y se comercializa acompañado de una versión completa de su software junto a la expansión DVS del mismo. El resultado es un producto que se vende como la solución completa para los que quieren empezar con un mixer de dos canales. Para aclarar si el resultado es tan completo como nos prometen hoy metemos a la DJM-250MK2 en nuestro banco de pruebas y te contamos al detalle qué nos ha parecido.

Construcción y controles

La nueva pequeña de Pioneer está construida sobre un chasis que combina lo que parece una aleación de acero en la parte superior, laterales y parte inferior, con plástico en el panel frontal y trasero; tiene cierta lógica haber puesto plástico en los paneles que más probablemente se rayarían por roces con los conectores de los cables. La forma de combinar estos elementos en la marca para las mesas de mezclas comienza a ser bastante común y no guarda relación con la gama a la que pertenece el producto, ya que por ejemplo la DJM-S9 está construida exactamente de la misma forma y cuesta seis veces más. El producto tiene un ensamblaje muy correcto, no tiene partes que parezcan doblarse o crujir al manipularlo y transmite solidez; Pioneer tiene muy bien desarrollado cómo integrar plástico en sus aparatos sin que transmitan sensación de ser endebles. La mesa de mezclas es totalmente negra y tiene las líneas estéticas de la gama Nexus, que ahora Pioneer ha adaptado a toda su gama de mesas de mezclas.

Potenciómetros y faders son los habituales en las mesas de Pioneer, no encuentro especial diferencia con el tacto de gamas más altas. Todos los potenciómetros son negros–salvo los de ganancia y SCFX, grises y plateados respectivamente– y están recubiertos de goma de tacto agradable. También son iguales a los de las gamas altas los interruptores y botones, estos últimos como siempre en la marca de plástico duro y con una pulsación de poco recorrido que no necesita mucha presión. Sobre cada canal hay un interruptor de 3 posiciones que permite elegir la fuente de sonido del canal entre línea, phono y USB.

El crossfader merece especial atención, se trata del crossfader Magvel de alto rendimiento que ya hemos visto en varios controladores y mesas de la marca, aunque con una triste diferencia respecto a la primera versión del mismo que vimos en la DDJ-SZ: no tiene el ajuste de dureza –un pequeño orificio por el que introducir un destornillador para hacer el ajuste–. Tampoco parece que pueda ajustarse desmontando el crossfader, no hay ninguna referencia en el manual al respecto, y por lo que observo últimamente Pioneer parece que ha eliminado dicha posibilidad de ajuste en todos los dispositivos nuevos que ahora montan el crossfader. La dureza con la que viene preajustado no es la más débil a la que puede llegar este crossfader cuando lo hemos visto en otros dispositivos, podría decirse que es la que está un poco por encima del ajuste más débil, lo cual me atrevería a decir que es suficiente para realizar cualquier truco de scratch. Disponemos de dos interruptores para configurar el crossfader, uno que permite elegir la curva del entre tres opciones –curva de mezcla, corte de scratch y crossfader anulado– , y otro para invertirlo.

La sección de metering ha mejorado bastante con respecto al anterior modelo, antes teníamos 3 vúmetros –1 por canal y 1 para el máster– de una línea y 7 segmentos, y en el modelo actual tenemos 3 vúmetros también, pero pasan a ser de 9 segmentos y el del master es de doble línea.

Conexiones

En el panel trasero de la mesa de mezclas contamos con 2 pares de conexiones RCA por canal –una para línea y otra para phono, no conmutable–, otro par RCA para la entrada auxiliar, una conexión TS para el micrófono, conexiones XLR y RCA para la salida master y conexión USB tipo B para conectar la mesa al ordenador. La mesa utiliza una fuente de alimentación externa de 12v que se conecta en este panel. En el panel frontal tenemos una doble conexión para auriculares en formato TRS de 6,3mm y 3,5mm.

Se echa en falta una salida adicional para monitores con control independiente de volumen, pero es lo habitual en las gamas medias y bajas en la que el producto o bien se usará en entornos profesionales de bajo presupuesto (locales seguramente pequeños) o se le dará un uso doméstico, con lo que no disponer de esa salida tampoco es un drama. Otra omisión digna de mención es la de las conexiones para la función fader start, ya que este modelo ha “perdido” dicha función, que sí estaba presente en la anterior DJM-250. Actualmente Pioneer está integrando la función fader start únicamente en unos pocos mixers de gama alta y a través del protocolo Pro DJ Link.

Un elemento bastante resultón a destacar es la inclusión de un borne de gran tamaño para sujetar las tomas de tierra de los platos en caso de que sea necesario. Estas piezas suelen ser pequeñas, lo que complica su manipulación, y el sobredimensionar la pieza hace que sea extremadamente cómodo su uso; es un detallito que podrían copiar absolutamente todos los fabricantes de mesas.

Instalación

Para poder utilizar el interfaz de audio de la mesa con un ordenador, debemos descargar e instalar los drivers pertinentes a nuestro sistema operativo de la web de Pioneer DJ. Tras la instalación de los mismos, al conectar la mesa tendremos un interfaz de 8 entradas y 8 salidas que puede trabajar a una resolución máxima de 24 bits y 48kHz.

Las 8 entradas corresponden a un par stereo por cada canal –1, 2 y Aux– más el par estéreo que corresponde a la mezcla master, mientras que las 8 salidas permiten enrutar la señal de cualquier software DJ –o de cualquier otro tipo–a cada uno de los canales de la mesa. Las entradas y salidas 7-8 pueden usarse también como “conexión virtual” de envío de efectos dentro del software Rekordbox. Cuando instalemos los drivers, se nos agregará también un panel de control –el habitual de todas las mesas Pioneer con interfaz de audio– en el que podemos elegir cuál de las dos conexiones de cada canal se utilizará como entrada física –fundamental para el DVS–, y a qué canales y funciones asignamos cada salida del interfaz. Es bastante simple de utilizar y no da mucho margen a cometer errores.

Rekordbox viene incluido con el producto en forma de tarjeta con un código de licencia que nos permitirá activar el programa tras descargarlo e instalarlo. En caso de arrancar Rekordbox con la mesa conectada, el programa la detecta y automáticamente asigna cada deck a un canal, y el sampler del programa al canal auxiliar al canal auxiliar. Hay una segunda tarjeta en la caja con un código de licencia que activa la función de control DVS –no es necesario descargar nada más– pero si quieres aprovechar esta función necesitarás comprar los vinilos de control, ya que no vienen incluidos.

En uso

Manejar una mesa de mezclas de 2 canales como la DJM-250MK2 no tiene ningún secreto, especialmente cuando se usa de forma tradicional con fuentes externas, no es necesario ni consultar el manual de instrucciones. Todos los controles responden de la forma esperada. Se echa un poco en falta la posibilidad de ajustar la curva del crossfader de forma manual, quizá no todos estén de acuerdo con la curva de mezcla seleccionada por Pioneer.

A pesar de que los controles que hay bajo la EQ están rotulados como “Colour”, el único efecto que tiene incorporado la mesa es el clásico filtro bipolar que lleva mucho tiempo empleando Pioneer. Hay un único botón para activar y desactivar los dos filtros, lo cual me ha parecido un fallo, y tenemos un nuevo control “Parameter” que nos permite controlar la resonancia del filtro. El crossfader Magvel funciona realmente bien, no es para nada el típico crossfader que uno encontraría en una mesa de este precio, y a pesar de que sea una versión “recortada” del Magvel original por la eliminación del ajuste de dureza, dejará satisfecho a cualquier turntablista que intente hacer unos cuantos trucos con la mesa.

El sonido de la mesa es correcto, y me recuerda mucho a la DJM-350, de hecho comparando sus especificaciones parece que esta DJM-250MK2 ha debido heredar algunas tripas de la 350. La relación señal/ruido no es la de la gama alta de Pioneer, aunque es algo que sólo apreciarás con bastantes watios de potencia; la mejor definición de la gama alta tampoco la vas a encontrara aquí, especialmente en las frecuencias altas, pero como digo, el sonido es correcto para una instalación doméstica o para incluso un pequeño local. La ecualización de la mesa es de tipo “isolator”, y nos permite o añadir +6db en cada uno de los tres cortes, o anularlos por completo, de forma que si llevamos los tres controles a su extremo izquierdo, cortamos totalmente el sonido del canal.

Tal y como explicaba antes, tras instalar drivers y Rekordbox, cuando arranquemos el software podremos directamente usar el equipo para DVS o para pinchar de forma tradicional; Rekordbox detecta la mesa y deja automáticamente todo configurado para mezcla externa, con cada deck asignado a un canal de la mesa y el sampler de Rekordbox asignado al canal auxiliar. El DVS funciona sin ningún problema, su respuesta y la baja latencia a la que puede funcionar me recuerda mucho a Serato DJ. Es posible que la similar respuesta venga condicionada porque ambos programas para el DVS emplean una señal portadora en la misma frecuencia. Y como apunte ya que hablamos de DVS, resaltar que Pioneer sigue sin introducir en Rekordbox un modo absoluto en el DVS que permita hacer needledrop, algo que tanto Serato como Traktor sí tienen. El interfaz de la mesa sólo está certificado para emplearse para control DVS en Rekordbox, nada de usarse en Traktor o Serato; obviamente sí puede emplearse para tal fin en otros programas que no requieren interfaz concreto como Virtual DJ o Cross. También puede emplearse como controlador MIDI con cualquier software, ya que todos los controles de la mesa –hasta los interruptores– envían mensajes MIDI estándar, desde la web de Pioneer DJ puede descargarse un PDF con la lista de todos los mensajes que envía.

Hay una cuestión referente a los efectos al usar Rekordbox con esta mesa que quizá a muchos despiste un poco e incluso puede no ser del agrado de todo el mundo. Al emplerse esta mesa en modo externo con Rekordbox, los efectos del programa pasan a ser por envío. Además, sólo puedes enviar desde un sólo canal. El retorno del envío de efectos te llega por el canal auxiliar. Otro detalle que se le ha escapado a Pioneer es que sería muy interesante poder controlar los Sound Color FX de Rekordbox desde los controles de la mesa, pero no es posible con la configuración de fábrica que ha diseñado Pioneer.

Aunque no todo son pegas con el modo externo de la mesa, por ejemplo no es necesario el uso de otro interfaz o de una grabadora para registrar las sesiones gracias a que uno de los canales del interfaz de audio nos ofrece la mezcla de la salida master. De esta forma podemos grabar de manera directa lo que hagamos con la mesa y Rekordbox, y de la misma forma podemos usar la mesa conectada a un ordenador para grabar con cualquier software sesiones que realicemos con reproductores o platos con vinilo tradicional.

Conclusiones

Debo reconocer que la anterior mesa DJM-250 de Pioneer no me pareció un producto especialmente acertado. Estéticamente me parecía pasada de moda, y funcionalmente me pareció demasiado limitada. Por suerte parece que Pioneer se percató de sus errores y este nuevo modelo DJM-250MK2 se presenta igualmente como una mesa de mezclas de dos canales aparentemente básica, pero bastante bien adaptada a los tiempos actuales.

La integración de un interfaz de audio muy completo que se puede emplear para DVS, junto con las licencias necesarias para poder pinchar con DVS empleando Rekordbox, y venderlo todo por 350€, hacen que la DJM-250MK2 sea un producto francamente interesante tanto para principiantes como para gente experimentada que necesite una mesa decente de dos canales y no le apetezca pedir un crédito al banco, y eso hablando de Pioneer no es moco de pavo.

¿Y qué pasa con la S3?

Prácticamente todo lo dicho para la DJM-250MK2 es válido para la DJM-S3 que Pioneer DJ lanzó al mercado a principios del pasado septiembre. Y digo prácticamente todo porque se trata del mismo aparato pero con ligeros cambios estéticos que no son más que luces azules en lugar de amarillas y un poco de metacrilato, y el añadido de la certificación para Serato DJ –de ahí la “S” del nombre–. La diferencia de casi 200€ en el precio no es por ninguna diferencia a nivel de hardware, simplemente es porque la mesa activa una licencia completa de Serato DJ y su expansión DVS al conectarla a un ordenador, nada más. O dicho de otra forma, con la DJM-250MK2 Pioneer te “regala” el software para pinchar, y con la DJM-S3 se lo pagas euro a euro a los chicos de Serato.

Obviamente Pioneer debe de mantener todavía algún acuerdo con Serato para lanzar productos compatibles con su software, pero su interés está claramente centrado en potenciar el uso de Rekordbox.

Lo mejor

  • Precio muy competitivo en el que va incluido todo el software necesario para pinchar con DVS.
  • Interfaz de audio y crossfader de una calidad poco frecuente en este rango de precios.
  • Dispositivo compacto y bien construido.

Lo peor

  • Las limitaciones de Rekordbox en cuanto a efectos cuando se usa el software con la mesa conectada.
  • Ausencia de control manual sobre la curva del crossfader que desaprovecha sus posibilidades.